NOTICIA DIARIA – REVISTA DIGITAL
El rojo, el lila, el amarillo, los metalizados… La mayoría de los tonos que estarán de moda durante los meses de frío hablan de una renovada vitalidad que se adueña de prácticamente todas las prendas y colecciones
Hablar de los colores tendencia de una temporada es una de las conversaciones más curiosas que se pueden tener al respecto de lo que está de moda durante unos meses: supone abrir la veda no solo a apuestas de empresas que no siempre pertenecen a la industria textil canónica, sino también a interpretaciones socioculturales que pueden orientar por dónde van los tiros narrativos. Por bajarlo a tierra, no es lo mismo que el gris oscuro predomine en las pasarelas durante una época de recesión económica que que lo haga el verde en un momento en el que la sociedad parece querer un cambio y renacer.
Observando algunos de los tonos más populares entre las tendencias de otoño-invierno 2021-2022, se llega a una conclusión bastante clara: que la recuperación de la alegría de vestirse está muy, pero que muy presente. Y no, no está reñida con la necesidad de confort y bienestar que se aprecia en otros tantos colores.
El rojo
Su presencia es más que visible, en tanto que supone una llamada de atención contundente en cualquier colección. ¿Las pruebas? En muchas, pero que muchas firmas, entre las que se encuentran Erdem, Burberry, Jacquemus, Molly Goddard, Carolina Herrera, Oscar de la Renta, Isabel Marant o Michael Kors Collection. Una concatenación de nombres que, a pesar de sus diferencias estéticas, han coincidido en alzar este tono como el primero de los colores tendencia de la temporada. Los matices son prácticamente inexistentes (no hay concesiones a los burdeos, por ejemplo) y el formato predilecto, el total look.
El amarillo
Está ligado a la suerte dudosa y según el libro Psicología del color: cómo actúan los colores sobre los sentimientos y la razón (Eva Heller, 2007), es “el color más contradictorio», ya que significa tanto celos y mentira como optimismo, madurez y diversión. Y aunque es más fácil ubicarlo en verano que en invierno, Jil Sander, Max Mara, Versace, Prada o Marc Jacobs han sido solo algunas de las marcas que han decidido saltarse las reglas cromáticas no escritas de las estaciones para traer un poco de calor (y color) a los meses de frío. Tanto se ha visto el amarillo que, de hecho, no hay un único tono, pudiendo encontrarlo más cercano al mostaza, como en Max Mara, o al neón, como en el abrigo de Prada o el vestido-capa de Marc Jacobs. Funciona con muchos más tonos de lo que parece de entrada, pero no habría que descartar bajo ningún concepto el lucirlo (casi) de pies a cabeza. Medias incluidas.
El lila
Si hay un color que defina el año 2021, al menos desde el prisma de las pasarelas, es este. Se hizo con buena parte de las prendas del verano, llegando incluso a teñir los sempiternos cuadros vichy, y se convirtió en sinónimo de ligereza y feminidad en vestidos vaporosos. Teniendo en cuenta el éxito, no era extraño que el lila se colase también en las colecciones de otoño, alargando un poco más ese encantamiento tibio que se le intuye, a pesar de ser, según el matiz, un tono frío. Lo que sorprende de él es que, además, es capaz de adueñarse de estilos muy diferentes, como el minimalista de Jil Sander o el arty de Patou, pasando por el sexy de Gucci, Givenchy y Nº21, o por el nuevo lady de Chanel o Balmain. ¿Su mejor pareja de baile? El negro.
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El fucsia
El rosa suele ser una constante en las propuestas de pasarela porque es una constante en las paletas cromáticas de muchos armarios. Sin embargo, aunque este otoño las versiones más suaves (e incluso chicle) siguen presentes, quien ha ganado la partida de la viralidad es el fucsia. La versión más vibrante y saturada del rosa se ha combinado con negro en propuestas como la de Saint Laurent by Anthony Vaccarello, pero también ha cobrado protagonismo absoluto en, por ejemplo, un dos piezas de Chanel que se erige como uno de esos looks que hay que memorizar esta temporada. Tampoco podía faltar el dúo que nunca falla, es decir, el rojo y el rosa, como se puede ver en Jacquemus o Sacai.
El plateado
Decir que es uno de los colores tendencia de la temporada es (casi) quedarse corta: ha aparecido tanto y en tantos formatos en las pasarelas, que lo complicado es no verlo. Según el volumen de Heller, el plateado es “el color de la velocidad, del dinero y de la Luna”, tres conceptos que aunque parecen dispares, pueden ligarse sin demasiado problema a esa sensación de optimismo de la que se viene hablando desde hace meses. La misma que ha cristalizado en una profusión de tejidos brillantes para cortar looks de fiesta… que en muchas ocasiones, se tiñen de plateado. Así, los vestidos nocturnos pueblan Michael Kors Collection, Paco Rabanne, Burberry o DsQuared2, mientras que Balmain elige dos piezas y Chanel, un mono ajustado. Los ejemplos más contundentes están en el vestido de red de Salvatore Ferragamo y en la falda historicista de Celine by Hedi Slimane.
El dorado
El dorado o color oro también se asocia (lógicamente) al dinero, pero también, ojo, a la felicidad y al lujo. En resumen, a ideas hedonistas a las que es fácil entregarse espiritualmente cuando lo que se quiere es escapar. Y de eso hablan todos los looks en los que el tono se ha hecho fuerte: de evasión y disfrute. Se ve en los vestidos largos y con mangas de Michael Kors Collection y Giambattista Valli; en el body ajustado de Saint Laurent by Anthony Vaccarello y en el vestido corto (y un poco retro) de Versace. E incluso en piezas que, de entrada, podrían categorizarse dentro del día a día, como sucede con las gabardinas metalizadas de Chanel y Michael Kors Collection o en la camisa de Balmain.
Los neutros
Pueden suponer un concepto amplio, porque aquí también entrarían el blanco nuclear y el negro tizón, pero no son los que predominan en esta paleta: ese papel está reservado para el gris perla, el color hueso y crudo, el beis y algunas tonalidades de camel. Colores suaves y ligados a la elegancia, pero también al bienestar y el confort. Son tonos envolventes que cristalizan un abrazo y aportan seguridad, algo muy necesario en las salidas al exterior que se producirán durante los meses de frío. Además, al estar en la categoría de neutros, se adaptan a prácticamente cualquier escuela estética. ¿Las pruebas? En Balmain, Emilia Wickstead, Saint Laurent by Anthony Vaccarello, Erdem y Khaite
Fuente: https://www.vogue.es/moda
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