NOTICIA DIARIA – REVISTA DIGITAL
No todo es practicidad: las pasarelas que cincelan el verano se han dejado llevar por el influjo del mar, de muñecas vestidas de rosa, por distopías y por recuerdos de épocas pasadas.
Hay que reconocerlo: hablar de las tendencias de primavera-verano 2021 sin mencionar ya no el escapismo, sino la ensoñación, sería absolutamente injusto. Y es así porque aunque los básicos de armario están más que presentes, y recogen en parte la esencia del consumo responsable que está en boca de todos, la concepción que podría considerarse opuesta también forma parte del zeitgeist del aquí y ahora. Vaya, que es tan legítimo dejar que las líneas funcionales se hagan dueñas del armario como que las siluetas, telas y colores exploren un territorio cercano a la alucinación. O incluso (por qué no) a lo cinematográfico: hay varias tendencias de primavera-verano 2021 cuya inspiración podría servir de gancho para ambientar cualquiera de esas películas que formarían parte del nuevo (y un poco extraño) panorama sociocultural.
La inspiración: el mar
Looks de Acne Studios, Versace, Dries van Noten y Stella McCartney.
© Cortesía de las firmas
El mar, el mar. Evocar el título de la novela de Iris Murdoch es inevitable, igual que pronunciar esas palabras con algo de nostalgia. El verano suele ser sinónimo de costa, de arena mojada y de sal; el escenario perfecto para una película con un punto introspectivo. Ahí encajarían los looks de Acne Studios, que con tonos celestes, cortes asimétricos y tejidos de red (tela también empleada por Dries van Noten) dibujan el plano de lo evocador sin caer en la figuración. Pero sí, la plasmación textual de los elementos que se pueden encontrar en el fondo marino han formado parte igualmente de numerosas creaciones de primavera-verano, como sucede con los accesorios y estampados de Versace o con el print de conchas marinas de Stella McCartney (no es desconocida la importancia que para la diseñadora tiene el medio ambiente, así como todos sus movimientos para protegerlo desde dentro de la industria). Pero aunque el plano amable es el que prevalece en esta inspiración que podría tener la banda sonora de ese clásico de Disney, es igualmente posible otorgarle tintes más oscuros, como en la propuesta de Burberry. El desfile retransmitido por Twitch tuvo numerosos looks que bien podrían haber salido de Sé lo que hicisteis el último verano (1997). Ahí el mar sirve como sepultura y no como lugar en el que encontrar paz, pero está igualmente presente.
La inspiración: muñecas vestidas de rosa
© CORTESIA DE PRADA
O hablando claro, inspiración Barbie. No es que no existan otras muñecas para las que el rosa sea significativo, pero el éxito de ventas de Mattel es un icono pop que ha adquirido mil y una personalidades, cada vez más ajustadas a la actualidad y a la diversidad, en las que siempre ha prevalecido este color. Jeremy Scott es uno de esos directores creativos experto en inspeccionar y ensalzar este tipo de figuras y convertirlas en los ejes vertebradores de sus colecciones, como de hecho hizo con Barbie, de modo que no es extraño que su colección de primavera-verano para Moschino tenga a las muñecas, literalmente, como protagonistas. Así, un elenco de marionetas desfilaron con creaciones que encerraban la fantasía habitual del diseñador con una nueva pátina de glamour. Y sí, muchas de ellas eran de un rosa suave que adquiría distintas propiedades visuales gracias al satén, los tejidos de acabado metalizado o al tul, una de las telas más utilizadas a la hora de usarse como lienzo para el color. Se repite en Alexander McQueen, que incluye guiños a la corsetería, y en Rodarte, uno de los adalides del romanticismo. Pero ya que Barbie ha ido reinventándose, también pueden hacerlo los vestidos rosas: en Chanel se acercan a esa idea de la ropa para estar en casa en versión sofisticada gracias a un cárdigan largo con detalles en color negro, mientras que en Prada se aproxima a la intelectualidad con aires ligeramente (solo ligeramente) deportivos. De todo lo rosa que hay en el feminismo ya hemos hablado largo y tendido, de modo que esta inspiración no debería menospreciarse ni por un solo instante.
La inspiración: el Romanticismo
Tampoco esta inspiración podría considerarse una novedad absoluta en la industria, pero es una que funciona y que con mayores o menores variaciones de forma y tiempo (no todo se enmarca en el Romanticismo propiamente dicho), hila numerosos discursos creativos. Es el caso de Simone Rocha, que desde Londres ha conseguido reinventar la opulencia de la sensibilidad gracias a un trabajo de patronaje basado en el volumen y a una profusión de adornos que se superponen a capas de tejidos translúcidos y estampados. Y no, la mención a los estampados no es casual, porque las flores en pequeños ramilletes son una de las constantes que unen y unirán durante los próximos meses a este tipo de diseños, como sucede con los de Preen by Thornton Bregazzi. Recuerdan ligeramente al Rococó, pero también enganchan con el mencionado Romanticismo y, en parte, con el período de Regencia, cuya estética, serie de Los Bridgerton mediante, ha promovido el Regencycore, es decir, la fiebre por aquella época. La plasmación más literal de los vestidos que caracterizan ese movimiento visual están en Erdem, con falda larga salpicada de flores, corte imperio y manga corta de farol. Eso no quiere decir que no quede espacio para otras interpretaciones menos exactas inspiradas en épocas pasadas, como algunos vestidos de Emilia Wickstead, o incluso algunos babydoll de Cecilie Bahnsen. Lo que está absolutamente claro es el tipo de película en el que aparecerían todos ellos.
La inspiración: una distopía
© Photo: Alessandro Lucioni / Gorunway.com
Si ya se han proyectado películas intimistas, otras de corte pop con tintes de comedia romántica y otras de época, el tipo de largometraje que faltaba es uno más que popular en la historia del cine: una distopía. Esos futuros inciertos en los que la humanidad ha experimentado algún tipo de catástrofe climatológica o sanitaria que ha dado al traste con la sociedad, la economía y la política tal y como se conocían es un escenario que resulta terriblemente familiar ahora mismo, pero que, como otras ideas, inspira a los diseñadores desde hace bastante temporadas. Solo que visto desde la óptica de la actualidad, cobra un sentido si no estremecedor, cuanto menos curioso. Explicaría que, por ejemplo, en Acne Studios esas odas al mar contrasten con los tonos arena, el efecto piedra y el tejido rasgado de otros looks; coordenadas que se repiten también en Marni, donde las terminaciones deshilachadas están un poco (solo un poco) más contenidas. Con un plus de sofisticación se presentan en Altuzarra, donde también se deja ver otra de las características de estos looks rayanos en la ficción: las superposiciones. En Givenchy esta técnica de estilismo se eleva a la máxima potencia gracias a los tops ajustados y a las transparencias. El detalle de las telas de acabado arrugado supone un broche que, sin olvidar ese aire inquietante, tiene una vis práctica que no habría que desdeñar.
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