NOTICIA DIARIA – REVISTA DIGITAL
Aunque puedan parecer conceptos contradictorios, el punto de unión de ambos refleja y define el nuevo paradigma de producción y consumo de la industria de la moda
El repaso a buena parte de las tendencias de primavera-verano 2021 trae consigo el culmen definitivo de un concepto que el año pasado empezó a sonar con fuerza: el de escapismo. Ahí están las altas dosis de brillo en tejidos plateados o directamente de lentejuelas o cuajados de glitter, el tintineo de las conchas que cuelgan de los vestidos de red y que, en dos dimensiones, da uno de los estampados del momento, el marino. También las mangas abullonadas y las transparencias, que transportan a un universo de romanticismo en el que también pueden encontrarse los lunares, y que en un plano más sensual, se traduce en sujetadores satinados y costuras con reminiscencias a la corsetería. Un carrusel de maximalismo visual destinado a cargar la retina, quizás deleitarla y generar una conversación estética que haga olvidar, aunque sea por un momento. Pero entre todas esas tendencias de primavera-verano 2021, también hay otras que marcan un cambio de paradigma en la industria de la moda, tanto a nivel de producción como de consumo: las que, en realidad, son puro fondo de armario.
Como recogió Marina Valera en el tema publicado en Vogue noviembre 2020, el consejero delegado de Thom Browne, Rodrigo Bazan, contaba en una conversación vía Zoom (signo de la actualidad) que si se diseñan prendas que no atiendan a temporadas, “que se sientan clásicos”, se estará promoviendo la creación de “armarios atemporales” desde dentro de la propia industria. Y aunque la renuncia al ritmo frenético que ha hecho de la moda lo que es hoy no es sencilla, el devenir de las costumbres y preocupaciones sociales y su profunda transformación tras lo acontecido en 2020 han auspiciado una serie de tendencias inmortales, más cercanas a los clásicos que a la novedad pura y dura. ¿Las más fácilmente reconocibles, y que, quizás, ya estén en el guardarropa?
La camisa blanca
© Gorunway
Resulta lógico empezar por esta prenda, que constituye un indiscutible en las listas de piezas que hay que tener en tanto que versatilidad y, además, multiplicidad de estilos. Ha aparecido en Dior, Hermès o Valentino, y en The Row puede encontrarse uno de los ejemplos más puros y con menor margen de error que existe: la de las medidas amplias y querencia masculina.
Los vaqueros
© Gorunway
Tenían que seguir a lo anterior, y no solo porque juntos conforman uno de los looks más infalibles por excelencia: es uno de los pantalones más utilizados desde el siglo pasado, existe en todo tipo de siluetas y se han convertido en uno de los grandes filones para los diseñadores, como sucede con Celine. Pueden encontrarse también en Valentino, Balenciaga, Chloé o Gucci, sin olvidar a Chanel.
La gabardina
© Gorunway
La ubicuidad del trench en los armarios es casi absoluta cuando se habla de abrigos de entretiempo, y vuelve a demostrar su infalibilidad dentro de las tendencias de la próxima primavera. Reinventarla en cuestión de materiales y colores ha sido una de las obsesiones de las grandes firmas (ahí están las propuestas de Erdem, Prada o Louis Vuitton), pero las más clásicas, como las de The Row, Burberry o Fendi siguen gozando de buena salud.
El vestido minimalista
© Gorunway
No tiene por qué tratarse exactamente del consabido little black dress, aunque es una prenda que jamás debería subestimarse. Ya sea corto, ya sea midi, lo que verdaderamente importa es la sobriedad de líneas y que, por supuesto, el tono sea uniforme, como sucede en Bevza, Valentino, Barbara Bui o Gabriela Hearst.
Los pantalones oversized
Como sucede con todas las piezas anteriores, y como con cualquier buen clásico que se precie, cada casa lo ha interpretado a su manera, aunque las versiones cercanas a los pantalones chinos en colores claros que beben de la sastrería resultan de las favoritas (y de las más próximas al concepto de fondo de armario). Pueden encontrarse, por ejemplo, en Tory Burch, Fendi, The Row, Louis Vuitton o Stella McCartney.
La minifalda
Puede que no sea la prenda que primero viene a la mente a la hora de pensar en el fondo de armario, pero el paso del tiempo y sus constantes revisitas ha demostrado, una vez más, que sí merece ser considerada tan funcional como cualquier otro tipo de ropa. Alberta Ferretti, Chloé, Giambattista Valli o Chanel proponen diferentes modelos que van del sexy más puro hasta el ladylike.
La sudadera
© Cortesía de Balenciaga
Aunque, de nuevo, quizás haya quien no considere que esta pieza de espíritu deportivo encaje con un básico en lo que a clasicismo se refiere, las hechuras y colores elegidos son capaces de cambiar por completo la percepción: basta con echar un vistazo a la colección de verano de Celine para comprenderlo. En Balenciaga también pueden encontrarse modelos oscuros y versátiles, aunque es en Nº21, Louis Vuitton, Givenchy o Prada donde la sorpresa se hace fuerte sin por ello perder de vista el objetivo de completar la mayor cantidad posible de looks.
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