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Este prototipo podría colaborar con las tareas más simples y disminuiría los efectos de la contaminación, durante los procesos de producción
Un equipo de ETH Zurich diseñó una pinza para robots que utiliza ultrasonidos para suspender un objeto en el aire. A través de una serie de pequeños altavoces que emiten sonido a frecuencias y volúmenes controlados cuidadosamente, puede sostener elementos de pequeño tamaño, ideal para las labores más sencillas.
Marcel Shuck, investigador a cargo del proyecto, explica que estos dispositivos producen una especie de onda de presión estacionaria que puede sostener un objeto hacia arriba o, si la presión proviene de múltiples direcciones, mantenerlo en su lugar o moverlo.
Este tipo de «levitación acústica», como se le llama, muestra que un dispositivo portátil de este tipo podría encontrar fácilmente un lugar en los procesos, que involucran objetos pequeños que deban sujetarse muy ligeramente.
Justamente, un prototipo funcional que lo demuestra está completo, pero Schuck y su equipo planean encuestar a varias industrias para ver si un dispositivo de este tipo podría ser útil para ellos.
“La relojería es, por supuesto, importante en Suiza, y las piezas son pequeñas y sensibles al tacto. Las ruedas dentadas, por ejemplo, primero se recubren con lubricante, y luego se mide el espesor de esta capa de lubricante. Pero incluso el toque más leve podría dañar la delgada película de lubricante”, señala su comunicado de prensa.
“Un pequeño componente eléctrico, o un pequeño engranaje engrasado, por ejemplo, podría idealmente, mantenerse sin contacto físico, ya que ese contacto podría transmitirle estática o suciedad”, agregan.
Ahora, pese a ello, una de las recomendaciones que entrega el equipo es que, incluso cuando las pinzas robóticas estén a la altura de la tarea, “deben mantenerse limpias o aisladas”. Sin embargo, de esto último, aclaran que desde la manipulación acústica se tendría una posibilidad significativamente menor de contaminación.
Por otro lado, uno de los obstáculos que ha encontrado el grupo de especialistas, radica en que “no es obvio qué combinación de frecuencias y amplitudes son necesarias para suspender un objeto dado en el aire”.
“Por lo tanto, gran parte de este trabajo fue desarrollar un software que se pueda configurar fácilmente para trabajar con un nuevo objeto, o programarlo para moverlo de una manera específica: rotándolo, volteándolo o moviéndolo a instancias del usuario”, detallan.
“¿Cómo usaría un relojero un brazo tan robótico? ¿Cómo sería un diseñador de robots microscópicos, o un bioquímico? El potencial es claro, pero no necesariamente obvio”, dice Shuck, que planea junto al grupo invertir un poco de dinero de las becas recibidas para responder estas interrogantes, esperando materializarlo como una startup el próximo año “si sus primeras consultas dan frutos”.
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