Además del arribo de un neobanco, los cambios en los medios de pago y el fomento de políticas públicas para potenciar transacciones digitales son las tendencias.
La banca se encuentra rumbo a la transformación digital y así está quedando reflejando. No solo por la reciente llegada del primer neobanco a Chile, Omni Bank, sino por los cambios en la forma en que la gente realiza sus pagos.
Según el informativo Nº 129 de la Asociación de Bancos (ABIF) titulado Hacia una economía sin efectivo, los medios de pago digitales crecen rápidamente y están desplazando el uso del efectivo. De este modo, las transferencias electrónicas, los pagos móviles y las tarjetas en general han estado tomando protagonismo.
De acuerdo con ABIF Informa, en una muestra de 25 economías desarrolladas y emergentes la cantidad de transacciones con tarjetas por año y habitante ha aumentado entre los años 2012 y 2017 en todos los países analizados.
Por otra parte, el uso del efectivo disminuye. Esto se refleja en el número de giros realizados en cajeros automáticos donde 13 de los 25 países considerados en la muestra presentan retrocesos.
Chile, también es parte de la tendencia mundial que apunta a un menor uso del efectivo. “Los pagos con tarjetas y las transferencias electrónicas de fondos (TEF) han crecido de forma exponencial en los últimos años, superando 1.400 y 600 millones de transacciones anuales, respectivamente”, apuntó el informativo.
“Este proceso está en plena evolución y requiere continuar consolidándose. Para dimensionar el potencial de los medios de pago distintos al efectivo, cabe señalar que cada chileno realizó en promedio 81 pagos con tarjetas el 2017, cifra que contrasta con países desarrollados, tales como Australia, Corea del Sur, Suecia o Estados Unidos, donde cada habitante realizó en promedio más de 300 transacciones en dicho año”, agregó.
En tanto, los pagos digitales –a diferencia del efectivo–, permiten una mayor trazabilidad de las transacciones, de modo que ayudan a reducir la evasión fiscal y la economía informal. En ese sentido, mejoran los controles asociados a potenciales operaciones ilegales.
Según el informativo, “debido a esta ventaja de los pagos digitales, autoridades de diversos países que buscan reducir la informalidad de la economía han optado cada vez más por políticas públicas que explícitamente fomentan la digitalización de los medios de pago, incluso prefiriéndolas por sobre medidas tradicionales de fiscalización”.
En línea con lo anterior, el 65% de las medidas adoptadas en el período 2014-2018 apunta a potenciar los pagos digitales, comparado con solo un 33% en los años 2000-2007, señala el estudio de ATKearney y Visa (2018), que analiza más de 700 políticas públicas para reducir la informalidad en diversos países.
Tendencias que registra la banca en Chile y el mundo, donde los medios de pago electrónicos dejan cada vez más atrás el uso del efectivo.