Si bien la digitalización en salud de nuestro país presenta avances significativos, el principal desafío está en la interoperabilidad del sistema y en el desarrollo de herramientas tecnológicas que faciliten la atención del paciente. Cuatro expertos entregan su visión respecto al mundo de las TIC en el área médica.
Hace más de ocho años comenzó a operar el proyecto Soluciones Informáticas para la Salud, conocido como SIDRA, el cual tiene como objetivo implementar herramientas TIC a los centros de salud pública del país. Según las estadísticas del Ministerio de Salud, en lo que va del 2017, más del 70% de la red primaria se encuentra utilizando algún tipo de ficha clínica electrónica, lo que significa que la información de los pacientes y su historial se encuentran digitalizados.
Respecto al sector privado, la digitalización alcanzó avances que permiten contar con interoperabildad dentro del propio recinto asistencial, donde la parte administrativa lleva la delantera. Sin embargo, ¿por qué no se ha podido alcanzar el nivel internacional esperado en materia de interoperabilidad e informática médica?
Información de Mercados conversó con el presidente y vice-presidente de la Asociación Chile de Informática para la Salud (ACHISA), Daniel Capurro y Marcelo Lopetegui, respectivamente, quienes junto a Leonardo Cabrera y Maurizio Mattoli, integrantes del Departamento de Informática Biomédica de la Clínica Alemana, explicaron el escenario chileno respecto a la informática en salud.
Lo primero a señalar es qué significa la Informática Médica. Ésta es una interdisciplina que optimiza el uso de la información en salud, a través de herramientas que capturan datos clínicos para luego ser almacenados y así poder analizarlos. Es una interacción entre las ciencias sociales: los usuarios, la biomédica (desde el punto de vista de los problemas que existen hoy) y la tecnología, como herramienta para dar solución.
Según el vice-presidente de ACHISA, Marcelo Lopetegui, la discusión inicial de hoy en día son los registros clínicos electrónicos. La mayoría de los que trabajan en el sector salud anhelan la interoperabilidad entre establecimientos, lo cual conlleva a invertir en más tecnologías, pero el desafío está en la implementación de sistemas que en su mayoría no son desarrollados según la realidad chilena.
Para Daniel Capurro en Chile se dan todos los escenarios posibles a la hora de adquirir softwares: desarrollos buenos, pero mal instalados, o que éstos tengan errores y estén bien instalados, en ambos casos significa más de un problema. «Si el sistema no tiene un fin mayor para el médico, como un diagnóstico, el profesional de la salud no va a adecuarse al software«, explica Capurro.
Otra problemática, recurrente en salud pública cuando hablamos de interoperabilidad, se atribuye a que los hospitales cuando adquieren ciertas licencias para implementar la ficha electrónica, éstos quedan sujetos a contratos de 5 a 10 años disminuyendo la posibilidad de contar con soluciones externas cuando los software no son adaptables en su totalidad al sistema chileno. “Ser interoperable implica que puedes incorporar nuevas aplicaciones y nuevas tecnologías como solución instantánea”, señaló el experto Leonardo Cabrera.
Los integrantes de ACHISA explican que para evolucionar el sistema y mantener la planificación existente, se deberían generar contratos evolutivos entre los centros de salud y los proveedores. Por otro lado, el software que se oferte debe estar hecho con una buena estructura que permita realizar cambios acorde a la normativa chilena y la realidad de los pacientes, lo que los expertos ven como un escenario difícil de alcanzar.